En la última década se ha producido un cambio en el paradigma empresarial, hemos entrado en una nueva etapa, la de la economía de la reputación.

Es fundamental para una empresa tener prestigio y una buena imagen corporativa, no solo para el público objetivo, sino también para su competencia, proveedores etc.

El objetivo es recuperar la confianza de los ciudadanos y fortalecer las marcas corporativas, para ello es necesario crear un plan estratégico, innovar en las herramientas de comunicación y buscar nuevos productos o mercados.